Jamón Ibérico:

Una Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) es un sello que certifica que un producto ha sido producido y elaborado en una zona geográfica específica, siguiendo unos altísimos estándares de calidad. En el mundo del jamón ibérico, las cuatro grandes son: D.O.P. Jamones de Guijuelo, D.O.P. Jamones de Jabugo, D.O.P. Jamones Los Pedroches y D.O.P. Dehesa de Extremadura.

Absolutamente. El tiempo de curación es un arte que depende del peso y la calidad de la grasa de cada pieza. Un jamón ibérico de 7 kg puede necesitar 24-30 meses, pero una pieza excepcional de 10 kg puede requerir hasta 48 meses. Este proceso lento y natural en bodega es crucial para desarrollar los aromas y sabores complejos que definen a un jamon gourmet.

No, es imposible. El auténtico jamón ibérico solo se puede producir en la Península Ibérica. La raza del cerdo ibérico, el ecosistema único de la dehesa y el clima específico para su curación son condiciones que no se pueden replicar en ningún otro lugar del mundo. Es la esencia de nuestro jamon español.

Sí, es uno de sus grandes tesoros. La grasa infiltrada entre las vetas de la carne es rica en ácido oleico (similar al del aceite de oliva virgen extra) y es la responsable de su increíble jugosidad y sabor. Sin embargo, la grasa amarilla del exterior debe retirarse antes del consumo, ya que su función es proteger la pieza durante la curación y puede aportar un sabor rancio.

La diferencia es total y se basa en la raza y la alimentación. El jamón ibérico procede del cerdo de raza ibérica, con su capacidad genética para infiltrar grasa. El jámon serrano procede de diferentes razas de cerdo blanco. Esta es la razón de las diferencias entre jamon iberico y serrano en cuanto a sabor, textura, aroma y, por supuesto, precio.

¿Por qué el precio de un jamón de bellota es tan diferente al de otros? El precio de un jamón de bellota refleja un proceso largo, limitado y artesanal. Piensa en el coste de mantener un cerdo ibérico en libertad durante casi dos años en la dehesa, la exclusividad de la temporada de bellota (montanera), y los 3 a 5 años de curación manual en bodega. Estás invirtiendo en tiempo, artesanía y una calidad gastronómica única.

El secreto es proteger siempre la zona del corte. La mejor forma de hacerlo es cubrirla con unas lonchas finas de su propia grasa blanca. Después, cúbrelo con un paño de cocina limpio y de algodón. Guárdalo en un lugar fresco y seco, como una despensa. Evita el film de plástico, ya que no deja respirar a la pieza.